La bicicleta, vehículo maravilloso y mal aprovechado, hoy una moda que poco apoco se va apoderando de nuestra sociedad, sin embargo falta mucho para que entendamos el alcance del mismo, simplemente la cultura del respeto vial casi inexistente.
Con ella, la bicicleta, nos nutre de salud, ejercita cuerpo y mente, aporta, sin querer, ella, la bicicleta, salud a nuestro entorno, libera de smog y contaminantes innecesarios a nuestra comunidad, coadyuva pues, con vida a nuestra vida.
Unos la utilizan por diversión, otros por necesidad, a ambos aporta la misma ayuda y sin distinción de costos, razas, orígenes ni de niveles sociales, ella, la bicicleta, vaya, no es ni racista, ni elitista, mucho menos prejuiciosa, ni discrimina el pedaleo, sea este, en tenis, zapatos e incluso descalzo, otorga por igual sus beneficios.
Es urgente, que legisladores y diversas autoridades municipales, estatales y federales actúen en apoyo a esta cultura que hace un bien al ecosistema y a la salud, entiéndase esto como una acción preventiva en contra del enorme gasto que genera la inactividad en el cuerpo humano, al igual del gran problema que actualmente se vive por el daño que la actividad humana ocasiona al mal usar nuestros vehículos para movilizarnos un par de metros, contribuyendo con esta actitud a la ya tan peligrosa y costosa obesidad como a la no menos dañina contaminación ambiental, por ello es imperativo que se adopten medidas viales en nuestras ciudades, aéreas de seguridad para, ella, la bicicleta, y por supuesto su acompañante.
No menos urgente es, que todo aquel sujeto, individuo, ente social, se reserve la estupidez o enfermedad mental de atacar, si atacar, a ella, la bicicleta, y su acompañante, ignoro los motivos que lleven a una persona en ocasiones a intentar echar el carro encima, pero con independencia de esta debilidad mental, riesgoso es que muchos conductores tienen su vista en todas direcciones menos en la ruta que siguen y con ello se generan accidentes de fatales consecuencias, donde quien más pierde es ella, la bicicleta, sin menospreciar las lesiones, o incluso la muerte de su conductor.
Metro y medio es el que un automóvil debe separarse de una bicicleta al rebasarla, metro y medio que distingue un buen paseo y un buen viaje de un lamentable accidente, en honor a la verdad no todas las ocasiones es culpa del automovilista, bueno quizá un 90% si, así que nosotros, los bicicleteros, debemos poner nuestro esfuerzo en ese 10% restante y así poder concluir nuestro viaje sin daño alguno.
Entendamos pues, que todos formamos parte de esta sociedad, que la misma se mantendrá avante en base al respeto, al entendimiento, al apoyo mutuo y constante entre la diversidad, que si respetamos hoy mañana vendrá un día mejor, en ella, la bicicleta, se aprende y se observa lo que quizá tu tampoco respetabas antes, te invito pues, a que la tomes, a ella, la bicicleta, y veas el otro lado de la moneda, quizá así entiendas y comprendas que si todos respetamos podemos llegar con una sonrisa en nuestro pedalear y tú en tu manejar.
“Nada se compara con el simple placer
De manejar una bicicleta”
John F. Kennedy
Luis Oscar.
@RACZOBLUE