Falsa Sociedad.

Vamos, hay que caminar, seguir avanzando entre la jungla, en medio de lo que es el peor animal de nuestra sociedad, el ser humano.

Ven, tenemos que fingir interés donde no lo hay, ser aquello, y aquellos, que no somos, soportar a los insoportables y que nos soporten sin querer, y todo, dicen, que por educación.

Ven, hay que tragarse las verdades, para que algún ser humano no se vaya a ofender, hay que mentir, piadosamente claro está, para que el castillo no se desmoronen y no incomodar.

Vamos, hay que avanzar aplastando a quien se tenga a bien atravezar, tolerar huevones porque así conviene a nuestra sociedad.

Ven, vamos a seguir viviendo lo más falsamente posible, ya que de querer cambiar, de hacerlo, empezariamos a sobrevivir en la oscuridad, señalados por nuestra ilustre sociedad.

Ven, tomama mi mano huyamos para alejarnos de esta pinche sociedad.

No se trata de ser violento, se trata de ser firme. El estar siempre observando lo política o socialmente correcto ha ocasionado que la ignorancia camine hacia adelante, tan sólo por no querer enfrentar a los necios

Luis Oscar
raczoblue

Carroza de recuerdos

Y un tiempo atrás ellos fueron, se impregnaron de sí, y como nada es eterno, y los para siempre cuestan mucho empeño, él se quedo soñando con ella, con esas ganas de su sabor, de su aroma, de su sexo, de esa sonrisa que era un sol en esos amaneceres aún nublados, siendo ellos, aún desterrados.

La memoria lo traicionaba, y lleno de recuerdos naufragaba de nuevo, ahí, entre sus piernas, mientras seguía perdido en el sabor de su mirada, provocando el fuego de sus labios, de sus ganas.

Se sabía perdido, la extrañaba. Quería despertar de nuevo, que al nacer el nuevo día, él, dentro de ella, lleno de ella, inundado de ella, de nuevo escucharía aquélla melodía que emanaba de los gemidos que nacían de sus labios, en sus labios y ahí, perdido en ella, en las comisuras de su cuerpo provocar el más bello acontecimiento, su sonrisa, encender su piel, su alma, esas luces que no todos comprenden, que no todos encienden, y que iluminan el ocaso de una habitación que ardió en llamas.

Esa noche se dio cuenta que, con ella, podría dejar de hacerlo todo sin perder nada. Que no solo la lleva en la piel, sino en el alma. Que transita por la vida así, recordándola. Que no sabe cómo dejarla cuando avanza, porque como la utopía, él camina y ella, ella se adelanta. Que la sabe ausente, pero en su presente aún recorre su mente. Y que de los olvidos del hombre, renacen las nostalgias de antaño, para sollozar, para revivir, en ocasiones renacer, en otras, morir.

Cuando termina de recordar, se da cuenta y acepta que todos somos pasajeros de este mundo que, con una sonrisa o llenos de llanto, vamos dejando pedazos en cada esquina, sin sentido, sin remedio, sin olvido, sin descanso.

Luis Oscar. RaczoBlue